El pasado 13 de enero de 2020 me diagnosticaron el #SÃndromeDeAsperger.
Pero la historia empezó hace años, cuando tomé consciencia de mi "neurodiferencia".
Primero, la lectura del libro "Demasiado inteligente para ser feliz", por una serie de casualidades. Un choque brutal, como si me hubieran dado una hostia en toda la cara.
Fue la fase del "despertar".
Los primeros murmullos.
Los "y si fuera eso..."
No, no puede ser.
Pero y si...
Hasta que empecé una psicoterapia en pleno momento de crisis personal con una psicóloga maravillosa.
La elegà por pura intuición. Y mi intuición rara vez se equivoca.
En la segunda sesión:
"¿Pero has hecho alguna vez un test de inteligencia? Porque todo lo que me comentas... Tu forma de ser... PodrÃa estar todo relacionado con #AltasCapacidades".
Lo vio, asÃ, sin más, sin hacerme ningún test.
Test que me hicieron con 3 años y medio, en infantil, cuando ya sabÃa leer y empezaba a escribir. HabÃa aprendido sola cuando mi madre me leÃa los "Monsieur Madame". Se ve que poco a poco iba memorizando como se pronunciaban las palabras.
Total que después de pruebas de lenguaje, de matemáticas, de madurez emocional y no sé que más (nunca hubo un informe, parece) me adelantaron un curso.
"Es precoz".
Bendita precocidad. En mi mente esto significaba que habÃa ido un poco más rápido que los demás y que un dÃa me iban a alcanzar y todo iba a volver a ser normal.
Este dÃa no llegó.
No es que me sintiera particularmente inteligente, al contrario.
Me sentÃa súper estúpida. Y no entendÃa por qué seguÃa sacando dieces en todo, si al mismo tiempo era tan torpe y tan tonta para todo lo demás.
¿No se suponÃa que en algún momento iba a volver a ser normal?
Y de repente, frente a esta psicóloga que veÃa tan claro en mà "esto" que siempre me habÃa alejado de tener una vida normal, me derrumbé.
Porque todo cobraba sentido, por fin todos esos años de sufrimiento tenÃan una explicación.
Y al mismo tiempo, me invadió la rabia. Por haberme tirado 24 años sin que NADIE se diera cuenta de eso, sin que nadie me echase una mano. Sin saber quién era, por qué me sentÃa tan diferente, por qué no conseguÃa encajar, por qué todo era tan difÃcil.
Pero como tuve la "suerte" de tener buenos resultados escolares, pasé completamente desapercibida. Mi fracaso social no era importante.
Toda mi personalidad voló en miles de pedacitos, aquel dÃa en la consulta.
Toda la base sobre la que habÃa construido la imagen de mÃ-misma era una mentira.
TenÃa que volver a empezar de cero.
No quise volver a hacer otros test, conocer mi CI no me iba a aportar nada, a esta altura. Estudiar siempre habÃa sido la única cosa que se me daba bien, sabÃa usar mis "capacidades cognitivas".
Pero yo era un auténtico caos emocional, y fue lo que empecé a trabajar en terapia.
Me parecÃa mucho más útil...
Y urgente, porque estaba al borde del precipicio.
Fue el segundo momento más doloroso de mi vida.
También porque se sumaba a una crisis personal que me devolvÃa como un espejo todas mis dificultades.
Sin embargo, descubrà mi resiliencia.
Y me despertaba por la mañana, con un ataque de ansiedad, repitiéndome "no dejes de caminar".
Pensaba que si me paraba, si me quedaba quieta, iba a desaparecer.
Asà que me levantaba y salÃa a caminar.
RecorrÃa las calles de Salamanca sin rumbo.
Y empezó la transformación.
Empecé a salir de mi zona de confort.
Y duele, hostia como duele.
Empecé a hacer cosas SOLA. Cosa que me era inimaginable antes.
Tomar un café en una terraza. Aguantándome la ansiedad. Y cuando ya podÃa estar tranquila, tomando algo al sol, di un paso más: comer algo. Era muy difÃcil: habÃa que pedir, poniendo el tono de voz adecuado, usando las palabras adecuadas, fijándome en la respuesta para entenderla bien, no decir tonterÃas, controlar mi expresión facial, no contestar "tú también" cuando me decÃan "que aproveche", aguantar la mirada de la gente, los desconocidos que venÃan a sentarse conmigo al verme sola y que empezaban a preguntarme cosas, que qué estaba escribiendo, que por qué estaba sola, que si no tenÃa amigas·os...
Era todo un reto para mÃ, porque me enfrentaba a mis miedos.
Y para una persona dentro de la norma, ya son situaciones difÃciles. Pero yo querÃa conseguirlo. Me habÃa empeñado en ello, y soy muy cabezona.
Y asà fue como empecé a tomar las riendas de mi vida. Y poco a poco, empecé a tener más confianza.
Fue muy paulatino.
Tomé ciertas decisiones para favorecer mi bienestar, que jamás hubiera tomado antes, porque no me querÃa ni me importaba un pepino.
Empecé a afirmarme. A aceptarme un poco más.
Pero habÃa cosas que las #AACC no explicaban.
Mis dificultades de comunicación, mis dificultades sociales.
VeÃa a otras personas #cebras tener muchas facilidades para relacionarse, aunque evitaban las conversaciones banales o superficiales. Pero yo no tenÃa estas facilidades.
Y manejaba perfectamente el castellano, con lo cual no era una cuestión de idioma.
Y seguà asÃ, unos años, descubriendo cosas de mà que no imaginaba, descubriendo también una fuerza increÃble que me permitió irme y volver a empezar de cero, en un sitio nuevo, sin conocer a nadie.
De las decisiones más difÃciles que tomé en mi vida, muy dolorosa, puesto que dejaba a personas muy valiosas atrás. Pero era necesario.
Yo habÃa cambiado. Todo habÃa cambiado.
No dejar de caminar.
Seguà haciendo cosas por mÃ. Empecé a viajar sola. Con mi coche, a la aventura. No muy lejos, no era necesario hacer muchos kilómetros. Pasé muchÃsimo tiempo a solas, conmigo misma. Reencontrándome.
Empecé a tener una vida social, a salir, aunque me relacionara poco tiempo; estaba rodeada de gente y lo aguantaba bien. Me iba cuando me apetecÃa.
Descubrà una libertad que nunca habÃa tenido antes, por las propias cadenas de mi mente.
Y poco a poco, una por una, las rompÃ.
Hasta que llegó el momento.
SabÃa que habÃa algo más en mÃ, algo que me hacÃa aún más diferente.
Empecé a leer testimonios de chicas autistas. El sÃndrome de Asperger se convirtió en una obsesión: ¿podrÃa ser esto?
Imposible, lo hubieran visto.
Ya, igual que tenÃan que haber visto las AACC...
Y si fuera por eso que no tuve grupo de amigos·as hasta los 14 años... que me sentÃa totalmente discapacitada socialmente cuando era más joven...
Empecé a recopilar caracterÃsticas mÃas que apuntaban al SA.
Mi obsesión por los caballos y los detalles, mis juegos repetitivos, las listas que hacÃa todo el rato, las pelÃculas que veÃa una y otra vez, la lectura voraz desde siempre, mi manera de saludar algo peculiar, todas las veces que metà la pata en una conversación, mi total incomprensión de las relaciones, las risas y los comentarios desagradables de los·as demás niños·as, mi literalidad, los "jajaja" falsos con los que intentaba cubrir mi falta de entendimiento de los chistes, los "hemos quedado con X a las 17h" seguidos una hora después por un "dónde estás??" y mi cara de perplejidad ("o sea que estaba invitada, vale")...
Mis TIC faciales de cuando era niña que provocaban tanta risa y los pequeños gestos que hago continuamente ahora, mi fobia de hablar por teléfono, la ansiedad que me invade cada vez que voy a coger un tren o un avión, el agobio de los bares y de las fiestas, los tapones de oÃdo que me acompañan siempre, las conversaciones que no llegan a ningún lado porque la otra persona interpreta de una forma totalmente inesperada mis palabras, mis bloqueos y shutdowns cuando me gritan o percibo reproche / violencia y me quedo totalmente muda y paralizada, los meltdowns de cuando era joven en los que pegaba cosas hasta no sentir más que el dolor en mis manos, las autolesiones para no explotar, las relaciones que se acabaron sin que pudiera entender el porqué, la ingenuidad que tanto me caracterizaba, mi rechazo total de las mentiras y el dolor que me provocaban, la sensibilidad a flor de piel y el volcán que tenÃa en el pecho...
¿Y si todo esto tuviera una explicación? ¿Y si no estuviera loca?
"No, no puede ser eso, tú no eres autista, sólo tienes manÃas".
"Que va, cómo vas a ser Asperger, no te corresponde para nada, yo no lo veo".
"Creo que tienes depresión más bien."
"Dices eso para no hacer esfuerzos".
(Coño, si los esfuerzos los hago a diario, para llevar una vida normal, para mantener un trabajo, para participar en las conversaciones. No los ves, pero los hago, y me quitan toda mi energÃa.)
Total, que son los comentarios que recibÃa cuando me atrevÃa a exponer mi loca hipótesis.
Por eso esperé 5 años.
Hasta que ya no pude más. Atravesé un mes de shutdown en el que rocé de nuevo el abismo, y empecé a buscar ayuda.
"No, no diagnosticamos a los adultos, lo siento".
"No, sólo diagnosticamos a los residentes de la provincia, lo siento".
Hasta que por fin recibà un "sÃ, te podemos evaluar sin problema, cuéntanos un poco más".
¡Fue un alivio tan grande cuando aceptaron hacerme la evaluación después de explicarles todas mis dificultades y peculiaridades!
Agradezco muchÃsimo a la Asociación Asperger de Asturias, que me pillaba a 3 horas de casa, y aún asÃ, aceptó ayudarme.
Asà que el 13 de enero, entré en esa sala con esa psicóloga benevolente y empática, que me hizo preguntas y me administró los test durante 2 horas, mientras que mi pareja estaba con otra psicóloga, contestando a otra serie de preguntas.
Y después de 2 horas, el resultado estaba muy claro: ¡el sÃndrome de Asperger encajaba perfectamente!
Y yo que pensaba que no iban a ver nada, que eran ideas mÃas.
Mi intuición habÃa acertado.
En contra de lo que todo el mundo opinaba, era Aspi y el autismo explicaba todas estas peculiaridades que no tenÃan ningún sentido antes.
TodavÃa me cuesta aceptar y entender cómo he podido pasar 29 años desapercibida.
Cómo nadie lo vio antes.
Cómo después de 8 años de estudios en psicologÃa, yo misma no me habÃa dado cuenta.
Porque no hablamos del autismo invisible. No lo estudiamos, y aún menos en los perfiles femeninos.
Sin los testimonios de otras chicas y el libro de Rudy Simone, jamás hubiera sospechado el SA.
Por eso hoy comparto mi testimonio.
Por si puede ser útil a otras personas que piensan que están solas.
Bichos raros, extra terrestres, lobos solitarios que no entienden porque no encajan.
Y quiero deciros también que la historia no acaba, que la vida sigue y que el sentido trae paz; que la etiqueta no te define pero ayuda a entenderte; que las dificultades no impiden estar feliz; que cuando aprendes a respetarte y a quererte, todo es más fácil; que por mucho que digan los demás, eres perfecto·a tal y como eres y, sobre todo, que no estás solo·a.
Hay una gran comunidad de neurodivergentes, en las redes sociales y en la vida real.
Y te digo que tampoco es una lucha de los "divergentes" contra los "tÃpicos", para nada.
La gente que corresponde a la norma también puede entender tu forma de ser y aceptarte como eres.
No todos·as, claramente. Pero muchos y muchas tienen la mente abierta.
Tengo amigos·as neurotÃpicos·as geniales, que me aceptan y me quieren tal y como soy.
Solo es una cuestión de mentalidad.
Espero que te sea útil mi testimonio y que encuentres tú también tu camino.
Recuerda que el objetivo es ENCAJAR SIN DEFORMARSE.
Transformarse en un cuadrado porque todos son cuadrados cuando tú eres un cÃrculo, solo te va a hacer daño.
Ser un camaleón permite sobrevivir, pero la sobreadaptación y el camuflaje duelen, y creo que podemos llegar a VIVIR realmente, siendo nosotros·as mismos·as, si los demás entienden que no somos un fallo de la evolución y nos aceptan con benevolencia.
Y esta es mi lucha diaria.

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