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Los cambios positivos también son estresantes

Mchas personas neurodiversas tienen dificultades para llevar los cambios.


Nos puede gustar tener todo lo más controlado posible, para evitar los imprevistos o, al menos, anticiparlos. Esto pasa mucho en los perfiles del espectro autista: el mundo exterior es tan caótico y difícil de entender que la persona trata de analizar, anticipar y controlar todo lo que pueda.


También ocurre en los perfiles de 2e (doble excepcionalidad): aunque la persona tenga altas capacidades y mucha necesidad de cambios, de estimulación, de aprendizaje, de novedad... Hay otra parte que se estresa muchísimo con esos cambios.


Podemos odiar la rutina pero necesitar rituales, tener ganas de cambiar y al mismo tiempo sentir pánico. ¡Incluso con los cambios positivos!


Es importante reconocer que sí, aunque sea para bien, podemos vernos afectados·as muchísimo por una nueva etapa positiva: cambio de trabajo para mejor, cambio de lugar de residencia, nueva mascota, nuevo proyecto, comienzo de alguna formación...


Se entremezclan sentimientos de euforia, excitación, pero también de ansiedad frente a lo desconocido, a la incertidumbre, con pensamientos tipo "y si...".


Hasta, a veces, replantearnos nuestra decisión: quizá hubiera sido más fácil seguir como antes, por qué me he metido en este marrón, quizá sea un error, en realidad no es lo que quería... etcétera.


Esta parte que sale con sus voces alarmistas añade mucha culpa a nuestros cambios más positivos. No lo hace para fastidiarnos, sino porque tiene miedo, pánico, a perder el control, a meter la pata, a no estar a la altura de nuestros propios sueños.


Prefiere una vida mediocre, sin movimiento, en piloto automático, porque así evita el riesgo de sufrir. Pero claro, una vida así significaría la muerte de todas nuestras otras partes, la desconexión total de nuestra esencia.


Si no te sientes tan feliz como lo esperabas por un cambio brutal y positivo en tu vida, no te fustigues: primero, no todo lo que sea "positivo" tiene que alegrarnos, segundo, la felicidad seguramente venga después, cuando todo este en su sitio y te hayas acostumbrado al cambio. Date tiempo.


Observa tus expectativas: quizá estés poniendo la barra muy alta y lo que era un sueño se puede convertir en una serie de exigencias que no tengan mucho sentido.


Date empatía y ten paciencia contigo: cada uno tiene su ritmo para procesar las cosas.


PD: este artículo me lo ha inspirado el gran cambio que va a llegar a mi vida... Se llama Bihurri, es un caballo de 4 años del que me he enamorado. Es mi sueño de niña que se materializa. Es muy acojonante, es mucho estrés, mucho eczema y dolor de espalda, pero también mucha excitación en medio de la culpa y de las dudas. Y tú, cuál ha sido el cambio positivo de tu vida que no fue tan fácil de llevar?

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